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CIUDADANIA

Álvaro de Luna

Álvaro de Luna
Entrevista a Álvaro de Luna
Actor. (Madrid, 1935-2017) Logo experiencia de envejecer
¿Quién es?

Cuando terminó sus estudios de Bachillerato, se matriculó en la Universidad, donde comenzó a estudiar la carrera de Medicina. Sin embargo, su vocación era la de actor y comenzó en los escenarios de forma tardía (a la edad de 30 años) acudiendo a los rodajes para hacer de doble y de especialista, y fue ahí cuando aprendió el oficio de actor a base de observar a los demás. En el año 1963 consiguió debutar, de la mano del director Antonio Isasi-Isasmendi, al conseguir que éste le ofreciera un papel en su película “La máscara de Scaramouche”. Nunca ha ido a una escuela de interpretación, pero eso no le ha impedido ser uno de los actores más reconocidos de la escena española y sobre todo de la pequeña pantalla, donde ha cosechado infinidad de éxitos como el que le proporcionó su papel de El Algarrobo en la popular serie de finales de los años 70, Curro Jiménez, o su papel en Farmacia de guardia, que le acercó a la comedia familiar, logrando la aceptación del público más joven. Recientemente le hemos visto de nuevo en series de gran popularidad como Águila Roja y Gran Reserva.

¿Cómo acaba un estudiante de medicina trabajando de actor?

En mi generación quienes se dedicaban al mundo del espectáculo lo hacía por herencia familiar, era algo que pasaba de padres a hijos. En mi caso, yo no tuve una gran vinculación artística. Empecé a trabajar de especialista en el cine, para ganar unas “pelas” y poco a poco fui entrando en el cine y conociendo a gente.

En mi vida siempre he sido un poco “tardío”, pues casi todo lo que he hecho, lo he hecho tarde: me casé tarde, tuve a mis dos hijas tarde… Mi entrada en el cine, por todas estas peripecias, también fue relativamente tarde.

¿Cuáles fueron sus primeros papeles?

Empecé en el cine en la época del Spaghetti Western y, de hecho, me fui a vivir a Italia para trabajar allí. En esos años trabajé en películas como Espartaco o haciendo de doble de algunos actores. Y así me ganaba la vida, cayéndome de un caballo, por unas escaleras, etcétera.

¿Estudiar medicina fue una imposición familiar?

No fue una imposición, pero a mi madre le hacía mucha ilusión. Era una época en la que todo el mundo quería mejorar social y económicamente. Ella pensaba que me podía ganar mejor la vida trabajando de médico que de otra cosa, ¡y no digamos trabajando como actor!, que pensaba que era una cosa imposible.

Aunque pasen los años, para los españoles usted seguirá siendo El Algarrobo, uno de los personajes que más ha marcado su carrera, pero, ¿cuál es su personaje favorito?

A los actores nos pasa con los personajes algo similar a lo que les ocurre a los padres con los hijos. Es muy difícil elegir entre uno de ellos. Me costaría muchísimo decir con que hija me quedo, por lo tanto, también me costaría mucho decidir cuál es mi personaje preferido.

¿Le habría gustado interpretar algún papel que aún no ha hecho?

Hay papeles que me gustaría hacer, pero el problema que tenemos los actores es que trabajamos con nuestro físico, no puede ser que el guión diga: “se abre la puerta y entra un hombre maravilloso.…” y entro yo. Lógicamente, esto no es válido.

¿Hasta cuándo se ves interpretando?

Hasta que note que las necesidades que tengo profesionales, como es la memoria, el movimiento y el sentirme a gusto me lo impidan. Aunque me está ocurriendo una cosa que nunca me había ocurrido: ahora me divierto más trabajando, ¡como nunca me había divertido! No sé a qué será debido.

¿Influye mucho tener activa la memoria para ser actor?

Indudablemente. Parte de nuestro oficio es memorizar. Yo ahora estoy estudiando un guión largísimo, con un lenguaje muy distinto al mío y es importante tener una memoria ágil.

¿Cómo se lleva el cumplir años?

He cumplido recientemente 77 años, pero no le doy demasiada importancia a la edad. ¡Hay veces que no sé ni los años que tengo! (risas). No hace falta sentarse a pensarlo a menudo.

¿Considera que le ha tratado bien la profesión?

Me he sentido siempre muy bien tratado y yo también siempre he dado todo lo que estaba en mi mano. Creo que cuando das todo lo que puedes de ti mismo, también lo recibes.

No tengo sentimiento de que estoy dolido con la profesión, sino que me ha dado muchas cosas. He tenido muchas satisfacciones y he conocido gente sorprendente.
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¿Cómo se mantiene en forma a su edad?

Siempre me ha interesado mucho el mundo del deporte. El ejercicio es muy importante, yo ahora ando muchísimo y también nado, además hago unos ejercicios que se hacían antes para los saltadores de trampolín. Me muevo todo lo que puedo. Durante muchos años de mi vida era impensable levantarme y no hacer una hora o tres cuartos de hora de gimnasia. Además, mi preparación física me sirvió para mi trabajo. Cuando no hago ejercicio me siento peor. Lo cual quiere decir que hay que hacer ejercicio.

¿Cuida su alimentación?

En mi casa no somos personas de guisos y comemos a base de verduras y filetes y pescado a la plancha, usando siempre el aceite de oliva porque creo que tiene unas connotaciones especiales. Yo, por ejemplo, desayuno pan con aceite todas las mañanas. Además, intento hacer comidas suaves. Creo que llevo una alimentación bastante sana.

¿Algún truco para mantener el peso?

Debo confesar que mi truco es no terminar nunca el plato. Eso hace que me mantenga en mi peso.

¿Se permite algún capricho?

Mis caprichos son las croquetas y la tortilla de patata de mi mujer y una copita de vino de la Rioja.

Reconoce que adora a su mujer, ¿qué le ha aportado ella a su vida?

Vivo con mi mujer desde hace cuarenta y tantos años y para mí eso es un premio. Los dos no teníamos nada que ver cuando nos conocimos, ella venía de Francia de unas vacaciones y me vio en una obra de teatro, aquí en Madrid. Pero tantos años de convivencia ayudan muchísimo. Una de las cosas que me ha permitido vivir con menos sobresaltos y menos precipicios en mi vida, es mi pareja. Me ha dado tranquilidad y ha sido mi psiquiatra.

Va a ser abuelo muy pronto, ¿cómo afrontará este nuevo papel en su vida?

Intentaré dar la lata lo menos posible. Intentaré comprenderle, como lo intenté con mis hijas.

¿Sería abuelo canguro?

Sí, no tengo ningún problema. Esta sociedad ha mejorado en algunas cosas, como por ejemplo que la mujer pueda trabajar y tener independencia y que se pueda realizar. Pero en cambio ha empeorado en cuanto a la relación de la educación de los hijos y el tiempo que le pueden dedicar los padres a esa tarea. No tiene ninguna gracia que te eduquen el niño otras personas, pero la vida está como está.

¿Cuáles son sus aficiones?

Mi afición favorita es leer. Y también me gusta mucho andar. Cuando tenía 16 ó 17 años, iba siempre andando a la Universidad. Vivía en el barrio de Salamanca y me iba andando todos los días a la Cuidad Universitaria.
También me gusta hablar, supongo que se nota en esta entrevista (risas), y la música, soy fan de Luís Pastor.

Si tuviera que definirse con pocas palabras, ¿cuáles serían?

Diría que creo en la amistad, odio la hipocresía y me preocupa el hombre y, en especial, la mujer, en todas sus facetas. Me alegro de que ahora haya más respeto a la mujer, más mujeres en la universidad… Yo me crié solo con mi madre y siempre he tenido muy buena relación con el mundo femenino. Además, he tenido suerte con mi mujer, ¡me ha tocado la lotería! Además, tengo dos hijas y creo que estoy apunto de tener una nieta.

¿Qué proyectos de futuro tiene?

Ahora mismo, seguir actuando y entrar en la piel de un personaje distinto que nunca he hecho antes y, por supuesto, seguir disfrutando de mi familia. Creo que es importante seguir manteniendo la ilusión por las cosas. Lo que nos mantiene relativamente bien, si no caemos en una enfermedad de estas terribles, es la ilusión. Es una cosa imprescindible a nuestra edad. Los proyectos son importantes en la vida. No es que el proyecto que tú vayas a hacer sea el más importante. Basta que tú tengas un proyecto que te ilusione o que tengas mucha necesidad de hacer ese proyecto para vivir.
 
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