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CIUDADANIA

Gil Parrondo

Gil Parrondo
Entrevista a Gil Parrondo
Director artístico de cine. (Luarca. Asturias, 1921) Logo experiencia envejecer
¿Quién es?

Apenas tuvo que abandonar España para triunfar en Hollywood. Gil Parrondo, decorador y director de arte, comparte con Almodóvar el hito de ser el único español con dos Oscar. Ha sido durante décadas imprescindible en las grandes coproducciones internacionales (“Lawrence de Arabia”, “Doctor Zhivago”). Ha trabajado en más de doscientas películas y ha logrado dos Oscars (“Patton” en 1970 y “Nicolás y Alejandra” en 1971) y cuatro Goyas, entre otras docenas de premios, nominaciones y medallas. A sus 91 años se encuentra ilusionado ante un nuevo trabajo “33 días” del director Carlos Saura, que cuenta la historia de Picasso y los 33 días que tardó en hacer los bocetos y pintar el Gernika.

¿Cómo es su experiencia de envejecer? ¿cómo lleva el paso del tiempo?

Muy bien porque todo ha ido de forma paulatina. Lo único, subir las escaleras. Soy muy nervioso y muy activo. Nunca he podido con la laxitud y la tranquilidad. Tengo una hija que es médico, y me cuida mucho, y siempre me dice que puedo hacer lo que quiera menos subir escaleras porque el corazón se cansa… y yo el corazón lo tengo perfecto, hasta ahora. Pero dice mi hija que “no se trata de que esté bien o mal, se trata los años y de lo que has trabajado”.

Se le ve con una energía desbordante, a pesar de su edad…

Estoy muy orgulloso de mi edad y de estar como estoy. Lo que no quiero es esa vejez triste en un sillón y pidiendo cosas… no la quiero para nada. Pero hasta ahora mismo, hago y como lo que quiero. Me bebo mi gin tonic por la mañana antes de comer y otro antes de cenar. Es decir, que como de todo y, afortunadamente, todo me sienta bien. Duermo de maravilla, no tengo ni un solo dolor; la cabeza me va de maravilla… Lógicamente, algo vas perdiendo con la edad, como por ejemplo, he perdido algo de vista. No veo igual que hace unos años. Pero nada serio. Es para estar orgulloso el llegar a los 91 años y estar así, vivo y trabajando.

Tanto trabajo, colaboración… ¡No para! ¿Qué motivación tiene?

El trabajo nunca me ha molestado. Yo nunca he llegado cansado a casa, a pesar de que he vivido épocas muy duras en el cine, sobre todo con las películas importantes americanas. Había que levantarse de noche porque rodábamos en sitios muy alejados de Madrid. Pero nunca me ha dolido eso…
Hubo un año, creo que en 1954, que hice 12 películas en ese año. Cada película se tarda tres o cuatro meses (y, por tanto llevaba varias a la vez) y cuando yo cuento esto me dicen que “serían películas de esas sencillas, de esas españolas”; pues no. Eran películas de Orson Wells... Esto ahora me sería imposible. El caso es que ahora ya podía quedarme tranquilo en casa. Pero no.
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A sus 91 años sigue trabajando en nuevos proyectos ¿es usted un hombre de proyectos?

Tengo dos películas en la cabeza; una es sobre Machado, un personaje mítico que, desde mi niñez, he admirado mucho. Me encanta la literatura, a parte del cine, y me emociona desde siempre y disfruto mucho cuando cojo un libro suyo, así que este proyecto me hace muy feliz y espero que salga porque está costando mucho.
Por otro lado, el pasado febrero me ofrecieron otro proyecto: el Guernika de Picasso ¡otro de mis ídolos!. Es que… el Guernika se ha convertido en un símbolo de la paz; es un cuadro muy complicado; hay que tener muchos conocimientos pictóricos para entenderlo bien. Pero aunque no se entienda su significado ya es un símbolo. Picasso, no lo pintó para que gustara, sino para que estremeciera a la gente. Eso es lo bonito del cuadro. Y ahí está.

¿Qué le da el trabajo?

Trabajar para mí es un placer. Y hay proyectos que son un lujo y que disfruto con ellos. Algunas veces he hecho películas que no me han gustado demasiado. Pero la clave está en aceptar siempre lo que tenemos delante; ser feliz con los proyectos que tengas. Yo siempre, durante toda mi vida, veo el vaso medio lleno. Y no lo digo por presumir.
Lo más triste que puede haber en el mundo es una guerra, pero puedo decir que, durante la guerra civil, que la pasé en Madrid, fui absolutamente feliz. Parece que es un pecado, pero lo fui. Yo iba por las mañanas a Bellas Artes, por las tardes a Arquitectura y por la noche al Ateneo para aprender idiomas. ¡Qué vida más llena!

Usted tiene una dilatada carrera y mucha experiencia en su labor, sin embargo las nuevas tecnologías están cambiando la forma de “hacer cine”, ¿cómo lo lleva?

No lo llevo. No he entrado por esa puerta. Una puerta que respeto, pero no. Eso pasa siempre. Siempre que viene una innovación grande; una revolución, asusta. Y asusta más a los mayores. Ha ocurrido siempre: cuando de las diligencias pasamos al automóvil, al tren…Yo trabajo igual que siempre; igual que hace 60 años y no pasa nada. Hago mis dibujos, mis bocetos a lápiz, de la forma más primitiva…

¿Considera que ha llevado una vida de película?

Sí, completamente. Mi vida ha sido maravillosa. Desde el año 39 no he parado, pero he disfrutado mucho. Por ejemplo, cuando se busca o se está localizando para una película…¡es el placer más grande! Es descubrir nuevos países, estar en los grandes hoteles, con las grandes firmas de Hollywood… Esas eran mis vacaciones. Visité, por ejemplo Borneo o China. Son viajes inolvidables y con todas las comodidades del mundo. Y eso que yo no necesito demasiadas comodidades. Por ejemplo, llevo viviendo en esta casa 50 años y no la cambiaría por ninguna en el mundo. Y eso que tiene ciertas incomodidades o imperfecciones, pero para mí, esas imperfecciones son tesoros. Prefiero esto, antes que la perfección de un hotel de cinco estrellas.

Puede presumir de una gran familia. ¿Le gusta ejercer de abuelo?

Tengo tres nietas maravillosas, que la verdad, han llegado tarde. No sé que pasa ahora, que los hijos no tienen hijos… claro todo se ha complicado con tanto trabajo. Yo siempre dije que me encantaría llevarles al retiro y montarlas en las barcas, como hice con mis hijos. Pero, me parece que serán ellas las que me llevarán a mí… (risas). En cuanto a mi vida, he tenido una gran suerte de contar una gran mujer a mi lado. Una mujer fantástica que hemos sido capaces de llevarlo todo perfecto. He tendido una gran suerte con toda mi familia.

¿Qué le hace sentir bien cuando se levanta por la mañana?

Todo en este mundo. Me gustan hasta los momentos extraños. Nunca pasa desapercibido un día hermoso. Eso, normalmente, la gente no lo valora; se quejan de si hace mucho frío o mucho calor. Pero ante un día hermoso… Para mí es un tesoro.

¿Se considera libre para hacer todo lo que quiera?

En cierro aspectos sí. Yo creo que sí. Lo importante es ser feliz con lo que uno tiene. Buscar sacarle partido a lo que tengas.

¿Qué le diría a las personas que no han tenido este envejecimiento activo?

Es muy difícil aconsejar. ¿Quién se atreve a aconsejar? No se puede. Pero hay una cosa clara; si no estás enamorado de lo que haces, no lo vives.
 
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