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CIUDADANIA

Soledad Lorenzo

Soledad Lorenzo
Entrevista a Soledad Lorenzo
Galerista de arte. (Santander, 1937) Logo experiencia de envejecer
¿Quién es?

Soledad Lorenzo comenzó su andadura en el mundo de las galerías de arte con Fernando Guereta en 1974. Al cabo de dos años se vinculó a la Galería Theo de Madrid, donde trabajó durante siete años. En 1985 fue comisaria de Europalia y un año más tarde, en 1986, abrió su propia sala en Madrid. Ha trabajado, entre muchos otros, con Pablo Palazuelo, Antoni Tàpies, Joan Hernández Pijoan, Soledad Sevilla, Miquel Barceló, Juan Uslé, Txomin Badiola y en el ámbito internacional con Ross Bleckner, Louise Bourgeois, Jonathan Lasker, Robert Longo, Iñigo Manglano-Ovalle, Paul McCarthy, Tony Oursler, David Salle o Julian Schnabel. Ha recibido la Medalla de Oro de las Bellas Artes (2006), Mejor Galería de ARCO (2008 y 2009), el F.E.G.A. European Award (2009), en Basilea, a toda una carrera; y recientemente ha sido galardonada en los Premios Arte y Mecenazgo 2012.

¿Cómo llegó el arte a su vida?

El arte llegó desde niña, porque mi padre era un amante de arte y sus amigos básicamente eran intelectuales todos, escritores y demás. Ese ámbito lo he vivido desde niña.

Después de la guerra, el drama de mi padre era que le habían quitado su biblioteca. Había desaparecido. Y a pesar de todo, lo que quedaba eran montones de libros y de obras de arte.

En mi casa siempre hubo una sensación de que había que aprender, que había que cultivarse. Pero de una manera no impuesta, de forma natural. He tenido mucha suerte en esa educación primaria. Y después en tener una galería que, como tantas otras cosas en mi vida, fue cosa del azar.

¿Cree que es el azar lo que ha hecho que hoy esté aquí?

Sí, yo no pensaba para nada en tener una galería de arte, fue una amiga, Paloma Altolaguirre, la persona que me abrió una primera puerta al mundo de las galerías de arte. Entonces yo vivía en Londres, pero tras la muerte de mi marido quise volver a España. Fue el momento justo, cuando decido, después de llevar 11 años en Londres, que quería volver a mi patria. Porque siempre me he sentido un poco apátrida. Y en ese momento sentí que al quedarme en Inglaterra iba a ser un híbrido, que nunca llegas a ser inglesa. Y en aquel momento necesitaba mis raíces.

¿Fue también una necesidad?

Bueno, yo necesitaba trabajar. El azar y la necesidad van siempre unidos. Entonces, empecé algo que pensé que, en mi estado mental de aquel momento, hacer algo en el mundo del arte podía ayudarme. El contacto con la muerte me había cambiado en el sentido de entender la vida de otra manera. Además, hubo un arrebato familiar y en muy poco tiempo, se murió toda mi familia. Efectivamente, hay un enorme cambio, pero, de alguna manera, en mí era positivo en el sentido de entender la vida tal y como es. Cuando eres joven, todavía tienes un cierto tipo de ilusión difícil de cumplir. Y sin embargo, parte de mi personalidad está marcado por ese contacto con la muerte. Fue un azar, pero sentí que el arte me iba a ayudar, como terapia. A lo mejor, podría haber trabajado en otra cosa y a lo mejor podría haber sido muy feliz también. Pero lo que me aportaba el arte, mental, de enriquecimiento, vital…, no tiene color con nada.

Del arte se pueden decir muchas cosas. Para una persona con su experiencia, ¿qué es el arte?

El arte para mí es la vida. Las artes plásticas, la inteligencia de la mirada, de todo. No es como la palabra. La palabra, va eligiendo una anécdota, un verso. El arte no. Siempre es mucho más sugerente, por lo tanto es más como la vida. Estás viendo una obra de arte y tienes unas sugerencias que emanan de ahí, mezclan a lo mejor, lo dramático, lo bello, lo feo…tal y como es la vida.
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Lleva 40 años en el mundo del arte y más de 25 dirigiendo su propia galería. ¿Piensa que ha llegado la hora de retirarse o cree que del arte nunca se podrá retirar?

Sí, lo he pensado. Es curioso que no he tenido metas de cómo llevar mi vida. Ahora, a mi edad, ya puedo decir que he sido vitalista en el sentido de lo que la vida me ha ido colocando y me ha servido. Me podrían haber servido otras cosas, lo que pasa es que el arte, insisto, es la sensibilidad de la vida. Ves lo feo, ves lo bello...y eso es lo que el arte, al final, está plasmando.

Retirarme del arte es como si te quitasen un trozo de tu vida, pero sé que a lo mejor, de otra manera, voy a seguir. Pero hasta que no esté en la nueva situación, no lo sabré. Nunca tengo un proyecto y menos ahora.

Si estoy metida en algo, soy incapaz de pensar. Por ejemplo, en la etapa de la muerte de mi marido, todo el mundo me decía “¿qué vas a hacer?” y yo me quedaba pasmada. ¡Yo que sé!.

No sé pensar en una situación que no existe. Y sin embargo, viví el proceso de la muerte de una manera que me ayudó muchísimo después.

¿Libertad o soledad?

No, soledad no la he sentido nunca. Yo por eso creo que soy muy, no sé si la palabra “vitalista” me gusta, pero digamos que la vida me lo resuelve.

Cuando la vida te coloca en esa situación, te estás aprovechando de lo que esa situación tiene. Una cosa es la tristeza, la pena…pero verdaderamente el ser humano está hecho para sobrevivir.

Se la ve a usted con una energía arrolladora y envidiable que mantiene a sus 75 años ¿Por qué no quiere continuar con esta actividad que tanto le gusta?

Porque tengo responsabilidad con mi propia vida. Eso de que te resuelvan tu vida los demás… Tienes una responsabilidad con tu propia vida, porque siempre hay gente que si no, tiene que cargar contigo. Y ojo, es tu propia vida. Mi vida es lo que tengo, me importa muchísimo vivirla bien o vivirla de forma que no me agobie.

Este trabajo requiere una entrega total -ferias, exposiciones, presentaciones aquí y allá, muchos viajes…-, ¿hay que estar en forma físicamente?

Sí. Tengo suerte, porque yo siempre he querido retirarme en plena forma. He visto ciertos galeristas, naturalmente mucho mayores que yo, y esto no me ha gustado. Cada uno entiende la vida a su manera. Mi padre mismo, que era un hombre inteligentísimo, le decía “padre, ¿por qué no te retiras? -Vete tú!- me respondía”

Es esa voluntad sobre tu propia vida. Y yo he decidido retirarme, pero retirarme bien. Y tengo que decir que los artistas que trabajan conmigo, les ha gustado muchísimo que lo haga. Estamos muy unidos y todos me dijeron que me entendían. Mejor salir por tus propios medios y no que te saquen. Todo tiene una entrada y una salida.

Se rumorea que cuando se jubile cerrará las puertas de su galería, ¿no quiere que su galería continúe como un legado suyo?

No. Es que es un error pretender que las cosas te sobrevivan. Quiero decir, en cosas empresariales muy importantes, lo hijos o lo mejoran o lo empeoran, pero es difícil que se mantenga. Esto es muy individual. Una galería de arte, yo lo he dicho siempre, es un trabajo humilde en el sentido de que es tu proyecto vida, donde estas utilizando algo tan importante como es el arte. Pero, el arte sigue y tú te vas.

¿Cuándo piensa cerrar definitivamente?

Al final de año. Cumpliremos toda la programación y a lo mejor tendré que añadir alguna exposición que me pida algún artista. Pero no tengo fecha, no tengo prisa, pero tiempo sí. Este año, no sé, pero esta temporada, sí.

Han cambiado las cosas a lo largo de estos años, no sólo el arte, ¿valora las cosas de manera diferente de cuando empezó con la galería?

Claro. A mí me gusta la edad que tengo, porque por un lado, mi proyecto está hecho. Por lo tanto, puedes seguir añadiendo cosas. Es decir, yo he metido artistas jóvenes, pero el proyecto, en sí, está hecho. No lo vas a mejorar y sí puede ir para atrás. Porque, insisto, una galería es un trabajo muy individual y lo ha sido siempre. Esto si no lo amas, no tiene sentido. Esto tiene que ser a base de creencia y de amor.

Salta a la vista que es usted una mujer actual, elegante y con estilo, ¿qué hace para mantenerse y cuidarse?

Soy una persona delgada y la delgadez siempre mantiene una dignidad. La delgadez es como digna. Soy delgada porque soy delgada, pero no me cuido nada. Y sin embargo, me gusta ir con un buen aspecto. No me gusta la gente que se abandona, me molesta. A veces, ante gente que respeto en otros sentidos me pregunto, “pero, ¿por qué se ha abandonado?”

También tenemos una obligación de mantenernos. Para mí es importante. Me visto en Zara porque me parece absurdo gastar un dineral en ropa, pero me gusta comprar. Y siempre he sido presumida, pero claro a mi edad es ridículo, pero sí me gusta tener buen aspecto.

Está claro que su aspecto no es típico de una mujer de 75 años.

Un día le dije a mi marido “jamás seré una señora”. Siempre me ha gustado la moda. Además, la moda me gusta porque estoy en un mundo de creaciones. Y la moda es una cosa muy importante para el ser humano. Todos nos hacemos nuestra imagen y cada uno, lo hace a su manera y eso cuenta también. Hay una voluntad en ello y mi voluntad es tener un aire agradable.

Además del arte, ¿con qué otras actividades disfruta?

Al arte me he entregado de tal manera y llevo tantos años, que es lo que más respeto, con diferencia. Y luego, amo el cine. El cine es el hobby que me apasiona. Lo veo y cada vez más. Así como hay gente que deja de ir al cine, para mí ir a ver una película, me sigue pareciendo el entretenimiento mejor que existe.

He abandonado la música, que me gustaba mucho, porque no tengo tiempo. Hay muchas cosas que se pierden cuando no tienes hábito. Cuando finalmente deje la galería sé que voy a leer mucho más de lo que leo ahora, eso seguro.

¿Considera que lleva un envejecimiento activo y saludable?

Envejecer bien es ir adaptándose a cada etapa de la vida. Yo he conocido a mucha gente que no ha sabido envejecer, pero hay mucha gente que envejece muy bien. Eso es lo que pido en la vida. Porque también entra tu personalidad en ello, pero hasta el momento he sido una persona que me he adaptado mucho. Lo que me he ido encontrando en la vida me ha gustado o me ha servido. Y eso lo tienes y por ello le estoy muy agradecida a la vida. ¡Qué suerte he tenido!. Por un lado te quitan y por el otro, te dan.

Creo que tengo una unión muy profunda con la vida. La vida es fantástica, porque te hace sobrevivir a dramas que crees que serían insoportables y sin embargo, sobrevives.
Y así la siento.
 
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