Horarios irregulares, escasos estímulos luminosos y consumo de fármacos principales causas de la mala calidad del sueño de las personas mayores
Conforme los individuos envejecen, la cantidad de sueño lento disminuye y en consecuencia aumenta el sueño ligero además el primer periodo de sueño REM aparece más tarde, disminuyendo el tiempo total que se invierte en este a lo largo de la noche. Otra de las características más relevantes en el sueño de las personas mayores es la desestructuración del ritmo vigilia/sueño.
Así lo ha explicado este jueves en Las Palmas de Gran Canaria, la Dra. Odile Romero, neurofisióloga de la Unidad de sueño del Vall d´Hebrón de Barcelona, durante el 60 Congreso de la Sociedad Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y 31 de la Sociedad Canaria de Geriatría y Gerontología (SCGG). En su ponencia “Intervenciones para mejorar la función del sueño en los ancianos”, Odile expuso que “el sueño de las personas mayores se ve interrumpido durante la noche por periodos de vigilia, mientras que durante el día aparecen periodos de somnolencia y siestas”. Lo que aclaró la experta “repercute negativamente en la eficiencia de sueño (cociente entre el número de horas de sueño y el tiempo total transcurrido en la cama)”. Además Odile señaló el avance de fase del ritmo circadiano, sueño/vigilia, como otra de las alteraciones importantes respecto al sueño en las personas mayores, provocando tanto somnolencia vespertina, como un despertar prematuro a primeras horas de la mañana
¿Las personas mayores más propensas a padecer trastornos del sueño?
En muchas ocasiones el perfil de esta población lo hace más sensible a unos incorrectos hábitos de sueño. “Aspectos tan fundamentales para una buena higiene de sueño, como los horarios irregulares (al acostarse y levantarse), el sedentarismo o el inadecuado uso de la medicación se vuelven más habituales y aumentan el riesgo de sufrir determinados problemas de sueño”, explicó la Dra. Odile.
Otro aspecto a tener en cuenta son los problemas de adaptación. En esta etapa de la vida suelen acontecer cambios tan relevantes como la jubilación o la viudedad, ocasionando disminución en la satisfacción del sueño, así como dificultades especialmente en el inicio y/o mantenimiento del sueño.
Más allá del insomnio
Además del insomnio, la neurofisióloga señala que otros trastornos del sueño suelen aparecer con mayor probabilidad. Este es el caso por ejemplo de los problemas respiratorios como la apnea de sueño. Por otro lado, en esta franja de edad el aumento de enfermedades orgánicas que provocan dolor osteoarticular, nicturia, reflujo gastroesofágico entre otros son causas que influyen negativamente en la calidad del sueño; y a su vez la mala calidad de sueño puede agravar estas patologías. Otras enfermedades que aumentan su incidencia a estas edades son las enfermedades neurológicas como el Alzheimer o el Parkinson, afectando considerablemente a la profundidad del sueño, al ritmo de vigilia – sueño y el aumento de despertares. También es común la aparición del insomnio como síntoma de trastornos psicológicos, dificultades con el estado de ánimo o con la ansiedad.
Por último, la Dra. Odile aseguró que a consecuencia del incremento en el riesgo de enfermedades comentado anteriormente, existe un uso elevado de fármacos en esta población. Muchos de estos medicamentos como son los diuréticos, los corticoides, incluso los hipnóticos, tienen la capacidad de modificar la arquitectura y/o la calidad del sueño.
Ante este contexto, la experta recomienda ser regular en los horarios de sueño, estimulo luminoso por la mañana, actividad diurna, no dormir siesta y reforzar con medidas cognitivo/conductuales.