RESTRICCIÓN CALÓRICA Y ENVEJECIMIENTO
Desde mediados del pasado siglo se sabe que cuando los animales de experimentación, concretamente ratas y ratones, son sometidos a un proceso de ayuno controlado o restricción calórica (RC) se incrementa su longevidad comparada con otros compañeros a los cuales se les permite alimentarse ad libitum, es decir que pueden comer cuanto quieran. Estos primeros resultados abrieron un enorme campo de investigación enfocado, en un principio, a incrementar la longevidad de las especies analizadas con el objetivo de trasladar los resultados a humanos.
Así, además de constatar un incremento significativo de la longevidad de los múridos sometidos a RC, se ha observado, en estudios más recientes, que los niveles de algunas hormonas (insulina) y metabolitos son más fisiológicos, es decir se encuentran en valores homeostáticos aceptables en el grupo sometido a RC frente al grupo control. En lo que respecta a la actividad física y respuestas a estímulos concretos también se ha demostrado que los animales sometidos a RC son más activos y resuelven las pruebas conductuales a las que se les somete de forma más rápida y eficaz que los animales no sometidos a RC. Debemos puntualizar el hecho de que las condiciones de un laboratorio donde se albergan los animales de experimentación están muy controladas y sabemos que solo una variable, ceteris parivus, actúa, sobre ellos, en este caso la cantidad y frecuencia con la cual son alimentados e hidratados, siendo el resto de condiciones iguales para el grupo control y el experimental.
La RC consiste en la reducción del aporte calórico sin causar malnutrición. Es decir, conlleva una ingesta adecuada y equilibrada de nutrientes y una hidratación acorde a las necesidades básicas para el mantenimiento de las actividades bioquímicas de nuestro organismo. Su traslación a humanos representa, por término medio, la reducción del aporte calórico entre un 15-25% de las calorías diarias totales que ingerimos. Esta RC se puede lograr por dos vías fundamentales; la reducción de la ingesta diaria o la realización de periodos de ayuno intermitente.
Lo primero que se observa en el caso de humanos sometidos a RC, es que, tras un periodo de 12 meses, se produce una reducción, mantenida, del peso corporal de un 10-15% del peso al inicio del proceso. Pero lo más importante y característico es el análisis de los valores séricos de diversos marcadores de envejeciendo y/o posible patología que se obtienen tras la RC en comparación con los grupos control. Así, se han observado unos niveles más homeostáticos de insulina, hormonas tiroideas, temperatura corporal, gasto energético basal (metabolismo basal), y en lo que se refiere a marcados de patologías se produce una marcada reducción de los niveles de triglicéridos, colesterol y presión sanguínea (marcadores de patología cardio-circulatoria) y del marcador tumoral alfa en el suero de las personas sometidas a RC, como marcador de neoplasias. Estos efectos beneficiosos para el estado de salud y la longevidad se han mostrado más efectivos en personas que al iniciar la RC estaban en el grupo de “sobrepeso” de acuerdo con los valores obtenidos al evaluar el índice de masa corporal (IMC). Por el contrario, en las personas con normopeso o con valores inferiores los resultados no han sido tan significativos.
Dos efectos muy importantes de la RC sobre nuestros organismos, son la mejora de la actividad inmune, reduciendo los niveles de inflamación celular y la reducción de la producción de radicales libres de oxígeno consecuencia de la actividad catabólica de las mitocondrias celulares, con el resultado de una mejora en la actividad metabólica celular. Ambos procesos están afectados en el envejecimiento, de tal manera, que la CR pudiera inducir a nuestras células a iniciar un proceso de reprogramación “saludable” que determinaría, como consecuencia de sus efectos beneficiosos para la salud, un incremento en la longevidad.
Sabemos que la RC no es fácil de implantar y mantener en las personas y que los hábitos, en lo que se refiere a la ingesta calórica, están muy arraigados en cada uno de nosotros. Con el objetivo de ayudarnos a reducir los niveles calóricos de nuestra ingesta, se han analizado diversas moléculas que pudieran ayudarnos a reducir dicho aporte bloqueando determinadas rutas metabólicas que son activadas por el aporte calórico excesivo y que determinan la aparición de patologías y reducen la longevidad. En este sentido, se están estudiando los efectos que diversas moléculas exógenas ejercen en determinadas vías metabólicas celulares, que de forma más o menos directa ralentizan el proceso de envejecimiento, actuando en puntos concretos de dichos procesos metabólicos. Hemos comentado que la inflamación es un proceso que acelera el envejecimiento celular y es causante de múltiples patologías entre ellas alteraciones en el tejido nervioso (neuroinflamación) con el consiguiente daño neuronal asociado al mismo. En este sentido los salicilatos son moléculas que se han mostrado eficaces en la reducción de los marcadores de inflamación celular. Algunas moléculas como el resveratrol actúan de forma directa sobre las histonas que compactan en ADN (deacetilación) y de esta forma permiten la expresión de moléculas beneficiosas para la actividad celular (sirtuinas). La rapamicina actúa sobre la vía del cinasa mTOR que regula la supervivencia celular. La metformina que se utiliza como hipoglucemiante para reducir los niveles de glucosa en sangre también ha demostrado que produce un incremento en la longevidad al reducir los niveles de glucemia a valores homeostáticos.
Si comprobamos el mapa mundial de las zonas en las cuales la longevidad de las personas alcanza los valores más elevados, entre ellos España, veremos que en todas ellas las personas longevas han realizado una RC mantenida (han comido poco y de forma equilibrada en el aporte de nutrientes) y han realizado ejercicio físico (han trabajado de forma manual). Estos dos factores sabemos, en la actualidad, que son dos determinantes fundamentales, como hemos visto en apartados anteriores, para incrementar la longevidad y reducir los efectos negativos que el envejecimiento pudiera ejercer sobre nuestras células. Acabo con las palabras que una centenaria dijo: “comer poco y trabajar mucho ha sido mi secreto para cumplir cien años”. Hoy la biogerontología está aportando las bases biomédicas a este sabio consejo.
Dámaso Crespo
Vocal del Área Biológica de la SEGG