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Noticia SEGG

PROPUESTAS PARA UNA ESTRATEGIA DE ENVEJECIMIENTO SALUDABLE

José Manuel Ribera Casado

PROPUESTAS PARA UNA ESTRATEGIA DE ENVEJECIMIENTO SALUDABLE

José Manuel Ribera Casado ha intervenido en la Comisión de Derechos Sociales del Senado dentro de las intervenciones para estudiar el proceso de envejecimiento. El expresidente de la SEGG y académico de número de la RANM expone muchas propuestas que abarcan muchos aspectos, incluidas cuestiones como ¿Y si España se planteara ser la Florida de Europa?

Puntos de partida:

El envejecimiento ni es un aspecto negativo ni debe ser visto como un problema. Es un logro, un índice positivo de salud social que debe ser contemplado como una oportunidad para el individuo y para la sociedad en su conjunto. Los datos demográficos son espectaculares, pero omito, por conocidos, cualquier referencia a los mismos.

En los últimos años se ha teorizado mucho desde diferentes organismos internacionales, OMS incluída, sobre el envejecimiento, sus consecuencias y las diferentes maneras de afrontarlo. En el último tercio del siglo XX se hablaba de “envejecer con éxito”. La II Asamblea Mundial del Envejecimiento (Madrid-2002) acuñó el término “envejecimiento activo”. Poco después (OMS-2015) se hablaba ya de “envejecimiento saludable”, cuyo objetivo principal sería el de “desarrollar y mantener una capacidad funcional que permita una situación de bienestar hasta las edades más avanzadas de la vida”  La idea central es que el envejecimiento constituye un proceso continuado a todo lo largo de la vida y, por consiguiente,  el logro de ese objetivo presupone una estrategia de promoción de la salud y de prevención de la enfermedad mantenida durante todo el ciclo vital pero de forma más intensa en las edades media y avanzada.

Panorama general

2.1: La parte negativa. Los problemas

  • Las personas mayores tienen problemas en el plano individual y en el colectivo. Quizás los más relevantes, percibidos tanto por el propio individuo como cuando se contemplan desde fuera, tienen que ver con la salud. Según envejecemos, perdemos progresivamente el enorme margen de reserva fisiológico con el que llegamos al mundo, lo que nos va convirtiendo en más vulnerables ante agresiones cada vez de menor intensidad. Estas pérdidas y la consecuente vulnerabilidad determinan limitaciones funcionales y aumentan el riesgo de fragilidad y de caer en la dependencia (una tercera parte de la población mayor de 65 años es dependiente al menos para una actividad básica de la vida diaria). Se trata de pérdidas universales, pero que ni son uniformes en todos los individuos ni se presentan con una misma cadencia.
  • Otra consecuencia asociada es la tendencia a la pluripatología, a ir acumulando un mayor número de Son enfermedades que suelen presentarse de forma atípica y que en gran parte de los casos tienden a su cronificación, una vez que los avances médicos han logrado superar muchos procesos agudos que hasta hace poco eran causa de mortalidad.
  • Le enfermedad y la cronicidad plantean problemas sanitarios, sociales y económicos. Generan un gran consumo de fármacos y de todo tipo de recursos sanitarios y sociales. Demandan una atención hospitalaria y extrahospitalaria, que, con frecuencia, para optimizar la respuesta y reducir costos exige una atención especializada.
  • - Desde la perspectiva social estas pérdidas también se traducen en problemas. Destacaré entre ellos los derivados de la soledad (entre el 20 y el 30% de los españoles mayores de 65 años viven solos); el aislamiento; en muchos casos la precariedad económica; la falta de contactos sociales y sus secuelas, entre ellas una vida participativa muy escasa; la percepción subjetiva (y objetiva) de rechazo por parte de un sector importante de la sociedad. También la pobreza de recursos físicos y mentales cuando se trata de acudir al engranaje social correspondiente en busca de soluciones para estos problemas

2.2: La parte positiva

  • En su haber, en la parte positiva del envejecimiento, deberemos ser conscientes de que éste representa, por encima de cualquier otra cosa, a nivel individual y poblacional, un enorme caudal humano de disponibilidad física y mental, así como de eso, tan valioso como difícil de definir, que llamamos
  • Además, sabemos que el llamado envejecimiento extrínseco –el derivado de los tipos de vida previos, de los factores de riesgo acumulados y de los antecedentes patológicos del individuo- causa el 75% de las pérdidas producidas a lo largo de la vida y que es posible intervenir sobre el mismo con medias preventivas de carácter individual y poblacional.
  • En un terreno más amplio todo el tema de los cuidados a este colectivo se convierte en un gran nicho de empleo en unos momentos especialmente críticos. Planteémonos hacer de España la Florida de Europa.

2.3: Problemas y carencias mixtas (sanitaria y social) más llamativos

  • - Una de las consecuencias más duras asociadas al envejecimiento, se puede expresar dentro del concepto global de “edadismo”, bien se plantee éste en el plano afectivo y de los sentimientos (prejuicios), bien en el cognitivo y de las creencias (estereotipos), bien tenga lugar –lo más importante y extendido- en el terreno operativo, aquel que afecta a las conductas y comportamientos: (discriminación).
  • La discriminación por edad tiene lugar en cualquier esfera. Ocurre en el mundo social, laboral o político, pero también de manera muy importante en el de la salud. Sus manifestaciones son muy extensas y se acentúan en las situaciones de estrés social, como hemos podido comprobar a lo largo de esta pandemia. Además, la discriminación por edad, al revés de lo que ocurre con otras formas de discriminación como las ligadas al género o a la raza, incorpora un serio problema adicional, la falta de conciencia social de su existencia. No se percibe el problema, a veces ni siquiera por parte de los propios protagonistas. Si se niega la mayor resulta innecesario e inútil buscar y encontrar soluciones.
  • La investigación reglada, desde cualquier perspectiva (biomédica, social, ciencias del comportamiento, etc), en relación con el proceso de envejecer y con las consecuencias de este proceso (la llamada investigación gerontológica) sólo se ha puesto en marcha y se ha potenciado desde las administraciones y las agencias, públicas y privadas, comprometidas con el tema en fechas muy recientes y a día de hoy continúa siendo escasa.
  • Lo mismo cabe decir sobre la docencia a cualquier nivel. Todavía son muy numerosas las facultades de medicina en las que no se enseña geriatría, y la mayor parte de las que lo hacen carecen de un profesorado específico. Lo mismo ocurre en otras áreas de enseñanza superior que, por definición, deberían hacer suyos estos contenidos en sus programas curriculares. Un ejemplo típico sería el grado de trabajo social. También la psicología o el grado de educación. La formación continuada, muy pobre, está en el caso de la medicina en manos de la iniciativa privada –la industria farmacéutica es su principal fuente de financiación y, en menor medida, los colegios profesionales y las sociedades científicas-, mientras que en el de otras profesiones sanitarias simplemente no existe.

3 Recomendaciones específicas sobre las que la intervención puede ser más importante, rentable y/o sencilla

3.1 Desde una perspectiva de la salud enumeraría las siguientes:

  • Establecer programas de educación sanitaria y de promoción de la salud a lo largo de todo el ciclo vital. Junto a ello programas de prevención y de detección precoz de las enfermedades más comunes en la vejez. El Ministerio, las Consejerías de Sanidad y las sociedades científicas deberían ser muy proactivas en este terreno.
  • Abordar el problema de la cronicidad con hechos, más allá de su mero enunciado o de declaraciones solemnes y libros blancos mejor o peor elaborados.
  • Promocionar las campañas de vacunación que correspondan y en los momentos en que correspondan.
  • Potenciar y extender la atención especializada. Y dentro de ello a) incluir la geriatría en la cartera de servicios de todas las CCAA, b) establecer servicios o unidades de la especialidad en todos los hospitales del sistema público, y c) incorporar la figura del consultor geriatra en atención primaria
  • Fomentar alternativas a la hospitalización mediante: a) programas centrados en equipos de atención a domicilio, b) el desarrollo de hospitales de día y de unidades de recuperación funcional, c) el establecimiento de políticas de acercamiento institucional entre los servicios sanitarios y los sociales, especialmente en el caso de las residencias, d) el desarrollo de nuevos modelos de convivencia aprovechando iniciativas pioneras ya en marcha, e) la evaluación del nivel necesario de medicalización de las residencias en función de las características individuales de las mismas y proceder de acuerdo con ello.
  • Favorecer la colaboración público/privada, siempre garantizando la equidad y el acceso universal a los sistemas de salud por parte de toda la población. Un aspecto importante es facilitar que esta última actúe con total libertad, pero siempre tomando medidas que eviten la parasitación de recursos públicos en beneficio propio.
  • Establecer medidas que contribuyan a evitar cualquier forma de discriminación por edad en el mundo de la salud.
  • Priorizar la investigación biosanitaria sobre temas relacionados con el envejecimiento por parte de las agencias públicas de investigación.
  • Buscar la integración entre los organigramas de los servicios sanitarios y los sociales a partir de una dependencia común. Será la mejor forma para lograr la tan ansiada coordinación socisanitaria.

3.2.- Desde una perspectiva social:

  • Asegurar que en los presupuestos generales del estado se mantenga el poder adquisitivo de las
  • Facilitar todo lo que sea “envejecer en casa”, fomentando el desarrollo de quipos de ayuda y soporte social a domicilio, así como de centros de día de proximidad, y de todo tipo de actividades culturales y participativas en el entorno más próximo al mayor.
  • Profundizar en lo que vienen llamándose “cuidados de larga duración”, que engloba cuestiones como la lucha contra la dependencia, los programas de atención domiciliaria y todo lo relativo al mundo residencial y sociosanitario.
  • En relación con la dependencia conseguir una mejor aplicación de la Ley: dedicar más recursos, mejorar la gestión, reducir las trabas administrativas y establecer sistemas de control que permitan ser exigentes a la hora del cumplimiento de unos plazos razonables en los tiempos de respuesta a las solicitudes.
  • En el mundo residencial homogeneizar criterios funcionales en relación con un panorama enormemente heterogéneo, adoptar medidas que aseguren una respuesta sanitaria ágil ante cualquier problema de salud sobrevenido y, muy importante, conseguir que las inspecciones periódicas se llevan a cabo en los plazos previstos y con la seriedad y el rigor requeridos.
  • Fomentar por todos los medios posibles la participación de los mayores en cualquier forma de actividad ciudadana. Facilitar las actividades de voluntariado en el seno de este colectivo puede ser una buena vía para ello.
  • Promover campañas de formación sanitaria y social para los cuidadores tanto familiares como informales.
  • Luchar contra cualquier forma de “edadismo”, por parte de la sociedad.
  • Programar medidas orientadas a proteger la autonomía de las personas mayores en cualquier ámbito, incluidos el familiar y el social.
  • Establecer y potenciar las campañas de detección y denuncia de los abusos y malos tratos a las personas mayores.
  • Promover la formación tecnológica, aunque sea elemental, para que los avances en este campo puedan ser utilizados en el ámbito cultural y participativo por parte del anciano, pero también como un recurso ante cualquier tipo de emergencia, sanitaria o no.
  • Por último, tomar en consideración y buscar el apoyo y el asesoramiento de instituciones que trabajan en este campo en el ámbito privado o semiprivado desde hace muchos años, como pueden ser la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), la Fundación Pilares, la Fundación Matía, CEOMA, UDP, HelpAge y algunas más. Son entidades con experiencia en el campo de la gerontología tanto en un plano teórico, como en el de la investigación (con numerosos proyectos a sus espaldas), acreditadas a través de numerosas publicaciones, documentos doctrinales y críticos basados en sus experiencias. Y también con aportaciones originales derivadas de trabajos propios y directos en el terreno socio-asistencial, en el de la docencia y en el de la educación sanitaria
 
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