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Noticia SEGG

“ENTRE UN 30 Y UN 50% DE LOS MAYORES HOSPITALIZADOS SUFREN DETERIORO FUNCIONAL”

JOSE ANTONIO SERRA

“ENTRE UN 30 Y UN 50% DE LOS MAYORES HOSPITALIZADOS SUFREN DETERIORO FUNCIONAL”

José Antonio Serra Rexach, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, se considera optimista por la mejora de la atención geriátrica a nuestros ciudadanos desde hace 10 o 20 años, pero quedan muchos retos pendientes. Incrementar los recursos para evitar el deterioro funcional o promover la independencia funcional en la población anciana, promover la investigación en el ámbito del envejecimiento y generalizar los Servicios hospitalarios de Geriatría en la Cartera de Servicios de cualquier hospital del SNS son algunos.

 

-Ha participado en el II Congreso virtual de la SEGG, concretamente en la Mesa sobre la Recuperación de la calidad de vida tras la Covid en el Paciente Mayor. ¿Puede hacer, en primer lugar, una valoración general de cómo encuentra a los Mayores en este momento de la pandemia?

Las personas mayores conforman el grupo más heterogéneo de nuestra sociedad, por lo que hacer una valoración general no es posible. No obstante, es evidente que estos 13-15 meses que llevamos en condiciones de aislamiento, confinamiento, falta de contacto con los seres queridos, y enfermedad han influido negativamente en muchos de ellos. Son frecuentes los casos de deterioro físico por falta de actividad y deterioro cognitivo o del ánimo por falta de contacto social. Por otro lado, esta generación de mayores ya ha vivido situaciones similares de guerra, hambre, miseria por lo han desarrollado una gran capacidad de resistencia y estamos seguros que cuando las condiciones mejoren también mejorará su situación.

-Y ¿qué soluciones ofrece la telerehabilitación, (TR) en todas sus variantes, sobre la que ha hablado a los congresistas?

La telemedicina implica la provisión de servicios sanitarios utilizando tecnologías de comunicación por lo que no se necesita el contacto directo entre sanitarios y paciente. La TR es un tipo de telemedicina en la que las intervenciones van dirigidas a valorar y promover la funcionalidad, para lo que utiliza diferentes tecnologías como tele o video conferencias, realidad virtual, sensores, etc.

La TR lleva ya mucho tiempo desarrollándose y demostrando su eficacia en problemas musculoesqueléticos, neurológicos, cardiológicos, pulmonares y cognitivos. En la situación actual ofrece multitud de oportunidades para los mayores afectados por Covid, ya sea para tratar afectaciones de la propia enfermedad (insuficiencia respiratoria), de los tratamientos (miopatía por ingreso prolongado en UCI), o por la hospitalización (aislamiento e inmovilidad).

En aquellos ancianos hospitalizados por covid y que no pueden realizar la rehabilitación en los dispositivos habituales por encontrarse aislados en su habitación, pueden ser valorados por el médico rehabilitador en una única visita en la habitación y luego realizar la terapia en su propia habitación bajo la supervisión a distancia del terapeuta físico. También es útil en el domicilio del mayor, donde puede continuar realizando terapia más tiempo y más sesiones que en el hospital.

-¿Los Mayores se adaptan con facilidad a estas tecnologías y al tratamiento a distancia?.

Aunque cada año se incrementa el porcentaje de mayores con acceso a la tecnología, es indudable que actualmente puede suponer una barrera para una gran parte de la población mayor. Se precisa disponer de un Smartphone, de acceso a internet y capacidad para utilizarlos.

-¿El deterioro funcional asociado a la hospitalización (DAH), a las rutinas hospitalarias, tiene consecuencias graves ¿qué ha ocurrido en este sentido en la pandemia?.

Entre un 30 y un 50% de los mayores hospitalizados sufren deterioro funcional. Es decir, salen funcionalmente peor de lo que entraron en el hospital y en la mayoría de los casos, el deterioro no tiene relación con el motivo de ingreso, si no con las rutinas hospitalarias. Este DAH se asocia a peores resultados en salud: mayor estancia, mayor consumo de recursos, mayor número de complicaciones, más necesidad de institucionalización y mayor riesgo de muerte. Además, en un porcentaje elevado de casos, el deterioro no se recupera y se hace permanente. Desde hace años, se publican trabajos, algunos de los mejores realizados por grupos de nuestro país, que demuestran cómo con un programa de actividad en ocasiones bastante simple se disminuye de una manera significativa el porcentaje de pacientes que sufren este DAH. Durante la pandemia esta situación se ha agravado notablemente por la imposibilidad de realizar terapia física por el aislamiento o por la ocupación de los recursos dotacionales o incluso del personal de rehabilitación para atención directa de los pacientes covid.

-Con décadas de experiencia en geriatría ¿cómo cree que se deben afrontar los nuevos retos del envejecimiento y conseguir un envejecimiento saludable? ¿Cuáles son los más urgentes?

Yo siempre soy optimista:  la atención geriátrica a nuestros ciudadanos está ahora mucho mejor que hace 10 o 20 años. De eso no hay duda. Pero, por otro lado, todavía estamos muy lejos de tener una atención de calidad, universal y accesible a las personas mayores:

- Todo ciudadano mayor debería tener derecho a ser atendido por un especialista en el tratamiento del paciente complejo y ese es el médico geriatra. Existen comunidades autónomas, sin la más mínima dotación geriátrica y esto constituye una falta de equidad. Se imagina alguien una comunidad autónoma sin un solo Servicio de Cardiología en sus hospitales. En otras comunidades la dotación es puramente testimonial y debería incrementarse de una manera notable. Los Servicios hospitalarios de Geriatría deberían formar parte de la Cartera de Servicios de cualquier hospital del Sistema Nacional de Salud.

- Se deberían incrementar los recursos para evitar el deterioro funcional o promover la independencia funcional en la población anciana. La discapacidad constituye un problema de primer orden tanto por cómo afecta a la calidad de vida, como por el elevado gasto sanitario que supone. La posibilidad de poder prevenir o revertir la fragilidad antes de que se desarrolle la discapacidad debería constituir un objetivo prioritario del Sistema Nacional de Salud, tanto por la mejora en la calidad de vida de los mayores como por el ahorro sanitario que produciría. Estos dispositivos deberían estar en contacto directo con los servicios que atienden a estar personas mayores frágiles, es decir con los Servicios de Geriatría.

- Es preciso mejorar la continuidad asistencial de los pacientes mayores complejos a lo largo de todo el tránsito asistencial (primaria, especializada, hospitalaria, residencial), y con un plan de tratamiento y seguimiento a largo plazo que evite el fraccionamiento de la atención. Aquí los geriatras y los servicios de geriatría hospitalarios juegan un papel fundamental tanto en la coordinación dentro de los diferentes servicios del hospital como con la atención primaria y el medio residencial.

- Ya que todo sanitario clínico, con la excepción de la pediatría, va a tratar con personas mayores es preciso incrementar de una manera notable la enseñanza de la geriatría, tanto en la formación universitaria, como en la especializada y en la formación continuada. Para ello, es preciso potenciar la presencia de los geriatras y de la geriatría en estos ámbitos.

- Por último, creemos que se debe promover la investigación en el ámbito del envejecimiento, tanto en los aspectos básicos como clínicos. En los últimos años, la investigación en geriatría se ha visto notablemente incrementada, tanto en números como en calidad. Sin embargo, en muchos casos, se hace de una manera “heroica” y sin mucho respaldo ni valoración. Fomentar, impulsar, promover y potenciar la investigación en temas relacionados con el envejecimiento es una inversión necesaria y rentable. Es un hecho conocido, desde hace muchos años, que las personas mayores están infra representadas en los ensayos clínicos sobre tratamientos de enfermedades en las que los mayores son el grupo más prevalente. Además, las pocas personas mayores incluidas, no suelen representar los pacientes del “mundo real”: ancianos muy mayores, con mucha comorbilidad, fragilidad, problemas físicos, mentales y sociales. Aumentar la inclusión de pacientes “reales” ayudaría a progresar en el tratamiento de muchos de los problemas de este grupo de población.

 

 

José Antonio Serra, es Jefe del servicio de geriatría del Hospital Gregorio Marañón.

Profesor Titular de Medicina. Facultad de Medicina. Universidad Complutense

CIBER de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CIBER-FES). Instituto de Salud Carlos III

Madrid

 
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