LA VACUNA ANTIGRIPAL ES EFECTIVA Y SEGURA

En el contexto de las VIII Jornadas CSL Seqirus de actualización en gripe, la Dra. Esther Martínez Almazán, geriatra del Hospital de la Santa Creu de Tortosa, puso de manifiesto el alto impacto sanitario y clínico de la gripe en el adulto mayor. En este sentido, el grupo poblacional de mayores de 65 años es especialmente vulnerable al virus de la gripe por tres motivos: edad, institucionalización y presencia de comorbilidades. Y es que, si bien el virus de la gripe tiene una incidencia muy superior en niños (de 0 a 14 años), es el grupo poblacional de mayores de 65 años el que genera más del 60% de las hospitalizaciones por casos graves. La población mayor con frecuencia se encuentra institucionalizada y, según datos del sistema de vigilancia de la gripe, en la campaña 18/19 de los 33 brotes notificados en 7 Comunidades Autónomas, 28 se produjeron en centros residenciales o de larga estancia, cifra que supone un 84.8%. Por último, según datos de la encuesta europea de salud 2020, más del 90% de los mayores de 75 años padecen al menos una enfermedad crónica. Así, podemos afirmar que existe una alta comorbilidad en adultos mayores.

Por otro lado, la mortalidad asociada a la gripe se incrementa con la edad, alcanzando su mayor expresión en mayores con enfermedad crónica asociada. Además, más del 90% del exceso de mortalidad atribuible a la gripe se produce precisamente en la población anciana. Aparte del impacto clínico que tiene el virus de la gripe en las complicaciones cardiorrespiratorias, existen otras complicaciones menos conocidas de la gripe que son especialmente relevantes en el adulto mayor, como es el impacto del deterioro funcional y mayor fragilidad, un aspecto al que los geriatras prestan especial atención.  Y también comorbilidades tan frecuentes como la diabetes y la insuficiencia renal crónica.  U otras complicaciones neurológicas más allá de las cerebrovasculares, como son las encefalopatías, crisis comiciales o síndrome de Guillén Barré, que son afortunadamente menos frecuentes.

Es conocido el deterioro gradual del sistema inmune provocado por el avance natural de la edad, es decir, la inmunosenescencia: en los mayores los mecanismos de protección no funcionan de manera adecuada, y se produce una respuesta inadecuada al patógeno, con una menor capacidad de respuesta a infecciones, tumores y vacunas, y de ahí la mayor susceptibilidad a la infección. Por ello, para hacer frente al reto de la inmunosenescencia es tan importante la investigación en el desarrollo de vacunas específicas más eficaces para mayores de 65 años. Y es que vacunarse frente a la gripe de forma anual es la mejor herramienta preventiva que contribuye al inmunofitness, y por tanto, cir, l al envejecimiento saludable. La conclusión de la evidencia científica es que las vacunas de inmunogenicidad aumentada, ya sean adyuvadas o de alta carga, han demostrado ser más efectivas en comparación con la tetravalente estándar en la población mayor de 65 años.

Así, es importante poner de relieve que a vacuna frente a la gripe es la medida preventiva más útil para reducir la morbimortalidad y deterioro funcional desencadenados por la enfermedad de la gripe. Y, el patrón oro para la vacunación frente a la gripe en adultos mayores son las vacunas de inmunogenicidad aumentada (adyuvada y alta carga).

Ponencia de Esther Martínez Almazán en las VIII Jornadas CSL Seqirus de actualización en gripe.