FRANCESCO GALLI: “EL ENVEJECIMIENTO ES UN FACTOR DE RIESGO INDEPENDIENTE DE LA MALNUTRICIÓN”

-Su ponencia en el próximo congreso de la SEGG lleva por título "Vitamina E (ALFA-TOCOFEROL), la vitamina antienvejecimiento y su firma nutrigenómica". ¿Cuál considera que es su principal aportación?

El envejecimiento es un factor de riesgo independiente de la malnutrición; además de la malnutrición proteico-calórica, incluye la malnutrición de micronutrientes vitamínicos. Al mismo tiempo, la falta de función de diferentes tejidos y órganos, dependiente de la edad, puede conducir a una menor eficacia de las vitaminas y los cofactores. Estos aspectos apoyan la idea de aumentar la ingesta de algunos nutrientes específicos en las personas mayores, como las vitaminas. La vitamina E es el principal antioxidante liposoluble de las membranas celulares y, como tal, desempeña funciones importantes y únicas en la protección de células y tejidos frente al estrés oxidativo y los procesos inflamatorios cuyo alcance aumenta de forma dependiente de la edad y la enfermedad. Por lo tanto, los alimentos funcionales y los suplementos ricos en esta vitamina se utilizan a menudo para proporcionar una ingesta óptima en las personas mayores, así como en la población general. as principales indicaciones para una ingesta óptima de vitamina E durante el ciclo vital tienen que ver con la neuroprotección, la regulación del metabolismo lipídico y la función de la insulina, la prevención cardiovascular, la modulación de los procesos inmunoinflamatorios y la protección del hígado, las células sanguíneas y el tejido muscular.

-Está indicada la suplementación con dosis relativamente altas de vitaminas antioxidantes como la E o la C? ¿En qué circunstancias?

Me remito al punto anterior y, en cuanto a las indicaciones de "dosis relativamente altas", es importante destacar la importancia de la nutrición personalizada y de precisión y, por tanto, de los modernos enfoques nutrigenómicos, para determinar el estado nutricional y la presencia de deficiencias de vitaminas micronutrientes en los ancianos y en la población general, definiendo así criterios objetivos para prescribir intervenciones nutricionales con tipos y dosis específicos de la vitamina micronutriente seleccionada, así como para evaluar su idoneidad y monitorizar los resultados nutricionales y clínicos.

-¿Recomendaría tomar alimentos enriquecidos con vitaminas antioxidantes? ¿Por ejemplo, productos lácteos o chocolate?

Sí, por supuesto, es necesario, es lo que debemos hacer empezando por aumentar la ingesta de productos naturalmente funcionalizados o fortificados o ricos (superalimentos). El chocolate fortificado con vitamina E puede representar una solución interesante para aumentar la ingesta de esta vitamina en el anciano ya que se trata de un tipo de alimento muy sabroso que, además de aumentar la ingesta calórica (importante para hacer frente a la desnutrición calórica, si la hubiera,) proporciona gratificación y un alto aporte de polifenoles del chocolate (principalmente flavonoides del cacao del chocolate negro) que ayudan a controlar los niveles de cortisol que aumentan en el anciano y sus efectos metabólicos crónicos.

- ¿Puede comentar la frecuencia de las deficiencias de vitaminas y proteínas en las personas mayores, y si son comunes?

Se trata de acontecimientos intrínsecos del proceso de envejecimiento ya que, tanto los aspectos gastrointestinales como metabólicos, conspiran para disminuir la absorción de estos nutrientes y su disponibilidad para los distintos tejidos, mientras que los defectos degenerativos y metabólicos dependientes de la edad aumentan su consumo o deterioran su función, Por ejemplo, aumentando el catabolismo proteico en el tejido muscular para sostener la gluconeogénesis, una condición que puede conducir a un desgaste muscular severo en caso de resistencia a la insulina y/o desnutrición primaria (inanición), y aumentando la oxidación de la vitamina E, un proceso que ocurre durante el daño crónico de los tejidos por la activación de la inmunidad innata y los procesos inflamatorios de las células.

-También ha centrado su investigación en el estrés oxidativo y las especies reactivas del oxígeno, en la melatonina, en la vitamina K. ¿Qué área de investigación le preocupa más en este momento?

Principalmente sobre los agentes citoprotectores del tejido hepático, el sistema inmunitario y las células madre durante la exposición a diferentes tipos de desafíos y estímulos de estrés asociados al proceso de envejecimiento y a las enfermedades dependientes de la edad, incluyendo por ejemplo el aumento de los niveles de radicales libres y los procesos de lipotoxicidad inducidos por ácidos grasos libres y metales pesados. Entre estos agentes citoprotectores se encuentran las vitaminas liposolubles E y D, la sustancia hormonal melatonina y los ácidos grasos omega-3, que estamos estudiando con diferentes enfoques de laboratorio y técnicas de nutrigenómica, como la transcriptómica y la metabolómica. Mi grupo tiene una sólida experiencia en el estudio de los aspectos metabólicos y funcionales de estas moléculas y especialmente de la vitamina E. Recientemente, hemos establecido procedimientos validados para determinar el metaboloma completo de esta vitamina en humanos a diferentes niveles de ingesta y con un enfoque personalizado. Este procedimiento metabolómico permite la determinación simultánea de ácidos grasos poliinsaturados y algunos de sus productos de oxidación y oxilipinas, cuya formación está bajo la influencia de la función de la vitamina E; esto representa un método de referencia para definir con precisión el estado de la vitamina y su actividad sistémica como agente homeostático de los lípidos de la membrana celular y su señalización inflamatoria. Estos avances en los protocolos nutrigenómicos permitirán a una nueva generación de estudios arrojar más luz sobre las propiedades fisiológicas y promotoras de la salud de esta vitamina y otros micronutrientes.