VACUNAS FRENTE AL VIRUS RESPIRATORIO SINCITIAL (VRS)

El VRS es un virus ARN que causa infección respiratoria de vías bajas (IRVB). Se han descrito dos subtipos (A y B), siendo el subtipo A el que causa IRVB más grave. Aunque ambas cepas suelen estar presentes simultáneamente en los brotes estacionales del invierno, la cepa dominante puede cambiar anualmente.

Tradicionalmente se había considerado que el VRS era la causa más frecuente de IRVB en niños menores de un año, cursando de forma más grave en prematuros y en niños con enfermedad pulmonar crónica, enfermedad cardíaca congénita o síndrome de Down.

Sin embargo, cada vez disponemos de más evidencia del impacto negativo sobre la salud de las personas mayores. De esta forma, algunos autores equiparan la morbilidad del VRS con la del virus de la gripe en este grupo etario.

En nuestro país, entre los años 2012 y 2020 y para los rangos de edad de 70-79 años, 80-89 años y mayores de 90 años, se han descrito tasas de hospitalización por VRS de 1,48, 3,44 y 5,56 por 100.000 habitantes. Así mismo, para esos mismos rangos de edad y periodo de tiempo, se han objetivado tasas de mortalidad intrahospitalaria del 6,31%, 8,49% y 11,95%, respectivamente.

Aun siendo unas tasas de hospitalización y mortalidad importantes, es preciso destacar que estas cifras pueden estar infravaloradas ya que la incidencia puede estar subestimada debido a la presencia de síntomas inespecíficos, que dificultan la sospecha clínica y contribuyen al infradiagnóstico, o a la baja utilización de pruebas específicas para el diagnóstico preciso, como la R polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR).

Se han descrito diferentes factores de riesgo para desarrollar enfermedad grave y hospitalización en personas mayores, entre los que destacan: padecer una o más enfermedades crónicas como cardiopatía, asma o EPOC, presentar una situación de discapacidad física o dependencia funcional y estar institucionalizado en un centro residencial.

Podemos afirmar que la IRVB provocada por el VRS constituye un problema con notable impacto negativo sobre la salud de las personas mayores y sobre el sistema sanitario. De forma que su incidencia, las tasas de ingreso hospitalario y el grado de mortalidad están condicionando un elevado consumo de recursos sanitarios y una disminución en la calidad de vida de las personas mayores.

Actualmente, la base del tratamiento del VRS es de soporte ya que no existe ningún tratamiento específico para personas mayores. Por ello, se hace necesario poner en valor la importancia de las medidas preventivas generales durante los brotes estacionales de invierno (higiene de la tos, uso de mascarillas, higiene de manos, distanciamiento físico…) y las específicas (vacunación).

En los últimos meses se han publicado los resultados de 3 ensayos clínicos diseñados con el objetivo de evaluar la eficacia y la seguridad de diferentes vacunas para prevenir la IRVB causada por VRS en adultos de 60 y más años. Estos estudios han demostrado que la administración de una dosis de cualquiera de ellas es eficaz para disminuir la IRVB asociada a VRS A o B, incluyendo personas institucionalizadas y siendo especialmente eficaces en personas con enfermedades crónicas y en situación de prefragilidad.

Así mismo, las vacunas han demostrados ser seguras, siendo la reacción adversa local más frecuente el dolor y a nivel general la fatiga, mialgia y fiebre, sin que se detectaran diferencias significativas respecto a eventos adversos graves ni a mortalidad durante el seguimiento.

En definitiva, la prevención primaria mediante la inoculación de una vacuna frente al VRS en personas mayores ha demostrado ser eficaz en la disminución del número IRVB. De esta forma, una adecuada política de vacunación de este grupo de población podrá contribuir a disminuir la hospitalización y mortalidad, el consumo de recursos y el gasto sanitario, a la vez que aumentará la calidad de vida de las personas mayores y sus familiares.

Por todo lo anterior, con vistas a las recomendaciones de vacunación para la temporada 2024-2025 y respecto a la inmunización frente al VRS, la SEGG recomienda que todas las personas mayores de 75 años tengan la opción de recibir una dosis de vacuna frente al VRS, priorizando aquellas que presenten cardiopatía o neumopatía crónica, situaciones de fragilidad o estén institucionalizadas.

Esta recomendación se encuentra enmarcada dentro de unos de los fines de la SEGG que viene recogido en sus estatutos: “Asesorar y apoyar a los Organismos Sanitarios y Sociales de carácter oficial y a cuantas instituciones, tanto de ámbito nacional como autonómico y local, legalmente reconocidas, se ocupen de la vejez en relación con los problemas sanitarios y sociales que plantea el envejecimiento”.