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Reportajes de Salud

Vacunas, un seguro de vida para el viajero

Vacunas, un seguro de vida para el viajero
Alrededor de 12-13 millones de españoles viajamos cada año al extranjero, según datos de la Organización Mundial de Turismo. Cerca de un millón de esos viajes se realizan a zonas tropicales: en torno a medio millón, con destino a América Central y Caribe; unos 300.000 a África; y cerca de 200.000 a Asia-Pacífico.

Según las estimaciones, de cada cien mil viajeros que se desplazan a los trópicos, 50 mil sufrirán algún problema de salud; ocho mil necesitarán consultar a un médico durante el viaje; cinco mil pasarán al menos un día del viaje encamados por enfermedad; mil cien sufrirán algún grado de incapacidad durante o después del viaje; 300 serán hospitalizados durante el viaje o a su regreso; 50 tendrán que ser evacuados o repatriados; y uno fallecerá. Según los médicos especialistas en medicina tropical, la causa más frecuente que provoca problemas en la salud tras un viaje al trópico son las infecciones, con un 2-3 por ciento de la mortalidad. Pero, ¿sabemos que muchas de estas infecciones podrían haberse prevenido?

Destino elegido y posibilidad de enfermar

El riesgo de enfermar en un viaje de una enfermedad infecciosa depende de diferentes factores. En primer lugar, del destino elegido: qué países se visitan, qué zonas y en qué momento del año (estación seca o lluviosa) o si hay alguna epidemia declarada en ese momento. En segundo lugar, la susceptibilidad del propio viajero (edad, sexo, otros factores de riesgo, como enfermedades crónicas que se padezcan, si es o no nativo del país visitado). Es igualmente importante la duración del viaje: a mayor estancia, mayor exposición. Y, por último, en qué condiciones se viaja: turista en circuitos organizados, o senderismo/trekking, viaje de negocios, cooperante o comunidades religiosas, etcétera.

Por estas circunstancias, cada viajero al trópico supone un reto diferente y requiere de un consejo individualizado. Para recibir ese consejo, es necesario realizar la consulta al médico de cabecera o a un Centro de Vacunación Internacional con suficiente antelación, al menos 4-6 semanas previas a la salida, para poder recibir la medicación necesaria para cubrir el periodo de tiempo que dure la estancia en la zona de riesgo así como las vacunas que estime pertinentes.

Medidas para un viaje saludable

  • Tener precaución con el agua y los alimentos: muchas infecciones graves (hepatitis A, fiebre tifoidea, cólera, diarrea del viajero) se transmiten a través del agua y de alimentos contaminados. Debe tomarse la precaución de no ingerir alimentos a temperatura ambiente o crudos, o que no estén pelados en el caso de las frutas. Debe evitarse el consumo de alimentos que se obtengan en puntos no controlados, como los puestos callejeros. Hay que tener precaución especial con la repostería y los helados y tratar de beber exclusivamente agua embotellada o líquidos envasados industrialmente; si ello no fuera posible, o en caso de duda, hay que hervirla durante diez minutos. También es necesario evitar el hielo, si la procedencia del agua no es segura, y no cepillarse los dientes con agua sin garantías de salubridad.
  • Llevar un botiquín: el viajero que tenga una enfermedad crónica, aparte de proveerse de su medicación habitual en cantidad suficiente para cubrir el viaje, deberá llevar un resumen de su historial médico, preferiblemente escrito en inglés. El botiquín básico debe contener medicación para dolencias comunes, como analgésicos/antiinflamatorios/antipiréticos, sales de rehidratación oral, antisépticos para heridas, esparadrapo y vendas estériles, antihistamínicos y tratamientos para las picaduras de insectos. En zonas donde la malaria sea una enfermedad endémica, debe incluirse también un repelente de mosquitos.
  • Vacunarse: algunas vacunaciones están sometidas a una regulación internacional, pudiendo las autoridades locales del país visitado exigir un Certificado internacional de Vacunación. Es España, este tipo de vacunas y la correspondiente expedición del certificado de vacunación sólo pueden ser administradas en los Centros de Vacunación Internacional oficiales autorizados. Es el caso de la vacuna frente a la fiebre amarilla, enfermedad vírica transmitida por la picadura de un mosquito y endémica en gran parte de África, zonas del sur de América Central hasta el bajo Amazonas, incluyendo áreas de países como Bolivia, Brasil, Ecuador, Colombia y Perú. La mayoría de vacunas son recomendadas y exentas de la necesidad de certificarse su administración, pero siempre debemos recordar que la vacunación es la herramienta más eficaz para la prevención de determinadas enfermedades infecciosas. Dependiendo del destino encontraremos una situación sanitaria diferente: la hepatitis A es una enfermedad vírica, distribuida por todo el planeta, con frecuentes brotes epidémicos. Se trasmite de persona a persona y por la ingestión de alimentos y líquidos contaminados. Las zonas con más alta incidencia de hepatitis A son África, Asia, América Central y del Sur, mediterráneo y el Este de Europa; la fiebre tifoidea es una enfermedad infecciosa que se transmite al ingerir alimentos y bebidas contaminadas. La incidencia en países en vías de desarrollo es muy alta. Los países más afectados se encuentran en África, Sudeste asiático, Oriente Medio y América Central y América del Sur. Los síntomas cursan con fiebre y diarrea; el tétanos es una enfermedad de distribución mundial, y se recomienda administrar una dosis a todos los viajeros que no hayan recibido una dosis de vacuna antitetánica en los últimos diez años; el cólera es una enfermedad infecciona aguda del intestino. Su transmisión es por agua y alimentos contaminados. Es una enfermedad endémica en África, Sudeste asiático, en América Central y del Sur. Junto a las medidas generales de higienización de aguas y alimentos, existe una vacuna de administración oral indicada para viajeros. Otras enfermedades inmunoprevenibles a considerar en función del viaje y del estado vacunal del viajero son: la hepatitis B (África, América del Sur, Este de Europa, Mediterráneo Oriental, sudeste asiático, China, Islas del Pacífico Sur); la meningitis meningocócica, en viajes al África Subsahariana o en países con alertas por brotes, la poliomielitis, para aquellos países que aún son endémicos (África, Oriente Medio, Sudeste Asiático); la rabia, cuya vacuna se recomienda a viajeros a zonas endémicas y con alta probabilidad de exposición (cazadores, multiaventura, etcétera). Igualmente, una persona que tenga 60 o más años, o que tenga alguna enfermedad crónica, al desplazarse a una zona tropical siempre deberá vacunarse contra la gripe. Por último, existen vacunas a considerar en situaciones muy específicas, como las de la encefalitis japonesa, el neumococo, la varicela o la difteria.

    Y después del viaje…

    Algunas enfermedades se manifiestan tras el regreso de nuestro viaje, pudiendo aparecer los síntomas bastante tiempo después de haber abandonado la zona de exposición. Ante su aparición, se debe informar al médico de nuestros viajes realizados en el último año a zonas tropicales.
Norberto Moreno - Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.
Norberto Moreno
Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.
 
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