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Reportajes de Salud

Demencia vascular: Segunda causa de deterioro cognitivo

Demencia vascular: Segunda causa de deterioro cognitivo
La demencia vascular es el deterioro cognitivo con intensidad suficiente para interferir el funcionamiento habitual en las actividades de la vida diaria, causado por lesiones vasculares cerebrales (hemorrágicas o isquémicas).

La demencia vascular es la segunda causa más frecuente de demencia tras la enfermedad de Alzheimer y representa, aproximadamente, el 10-20 por ciento de los casos. Incluso muchos estudios sugieren que, en los mayores de 85 años, es más frecuente que el Alzheimer.

Sus causas

Se produce tras el desarrollo de enfermedad cerebrovascular y disminución del aporte de oxígeno a nivel cerebral. En ocasiones, la enfermedad cerebrovascular no da síntomas inmediatos, ya que se trata de lesiones en pequeños vasos o que no afectan a ningún área cerebral importante.
La demencia vascular puede deberse a enfermedad cerebrovascular oclusiva (trombosis o embolias), hemorragias cerebrales y a lesiones cerebrales hipóxico-isquémicas tras haber sufrido una parada cardiaca o hipotensión arterial grave (lo que habitualmente se denomina “bajo gasto”, por un menor aporte de oxígeno a nivel de la circulación cerebral). Además, en el caso de las trombosis o infartos cerebrales, podemos hablar de infartos múltiples, de un único infarto que afecte a una zona cerebral estratégica o de la enfermedad de pequeño vasos (esta última afecta a la circulación cerebral de menor calibre, pero de forma más generalizada). Sin entrar en detalles de cada uno de estos subtipos, parece evidente que el daño que se va produciendo sobre los vasos de gran, mediano o pequeño calibre, constituyendo el motor que desencadena la sintomatología que encontramos en esta enfermedad.

¿Qué síntomas nos hacen sospechar una demencia vascular?

Los síntomas van a variar en función de la localización y de la magnitud y tamaño de las lesiones cerebrovasculares, al igual que la evolución y progresión de la misma. En líneas generales, existen una serie de características comunes en los pacientes que desarrollan una demencia vascular:
  • Comienza bruscamente (tras un ictus).
  • El deterioro es más escalonado que en la enfermedad de Alzheimer.
  • Su curso es fluctuante (con variaciones en los síntomas a lo largo del día y en periodos cortos de tiempo).
  • Suele objetivarse pérdida de memoria, marcado déficit de concentración y atención y alteración de las funciones ejecutivas (conjunto de habilidades cognitivas que permiten el establecimiento de metas, el inicio de las actividades y operaciones mentales, la planificación y programación de tareas y la habilidad de llevarlas a cabo eficientemente).
  • Aparece déficit motor con pérdida de fuerza, alteraciones en la sensibilidad, parálisis faciales, dificultad para el habla o disartria… Trastornos de la marcha y del equilibrio, inestabilidad y caídas frecuentes.
  • Surgen trastornos psicológicos y conductuales como la depresión, la ansiedad y la labilidad emocional (cambio rápido e importante del humor que puede ser suscitado fácilmente y desaparecer rápidamente, pasan de la risa al llanto sin motivo aparente). Es muy frecuente la llamada “depresión vascular”, trastorno del ánimo con sintomatología depresiva presente en pacientes que han sufrido un ictus asociado a las lesiones cerebrovasculares. Puede ser especialmente llamativa la apatía.
  • Son frecuentes también los trastornos de conducta como la irritabilidad, desinhibición, inquietud y agitación y las ideas delirantes y alucinaciones, sobre todo visuales.
  • Surgen crisis epilépticas.
  • Al igual que el resto de las demencias, tiende a una progresiva dependencia e incapacidad.

Prevención y tratamiento

La promoción de la salud y las medidas preventivas tienen como objetivo prevenir la aparición de la demencia vascular y de sus secuelas, manteniendo el mayor grado de autonomía y una calidad de vida lo más satisfactoria posible.
Como medidas preventivas, debemos recordar las siguientes:
  • Llevar a cabo una nutrición adecuada basada en la dieta mediterránea y en evitar los alimentos muy calóricos.
  • Realizar ejercicio físico: caminar a diario, correr, nadar…
  • Mantener la actividad mental: leer, hacer crucigramas, puzzles, jugar a juegos de mesa, navegar por Internet…
  • Evitar el estrés y el aislamiento: tener una vida social activa, aficiones, realizar actividades culturales…
  • Evitar el tabaco y el alcohol.
  • Controlar la tensión arterial.
  • Controlar las cifras de colesterol y glucemia.
El tratamiento de la demencia vascular se basa en:
  • El consumo de antiagregantes (aspirina u otros) para prevenir el desarrollo de nuevos ictus.
  • Los tratamientos actualmente indicados para la enfermedad de Alzheimer (donepezilo, rivastigmina, galantamina y memantina), que pueden ser útiles.
  • Medidas no farmacológicas y psicofármacos (hipnóticos, antidepresivos y neurolépticos) para el tratamiento de los síntomas de los trastornos psicológicos y conductuales.
  • Tratamiento no farmacológico para potenciar las facultades intactas (cognitivas y motoras) y recuperar o mantener en la medida de lo posible aquellas capacidades afectadas (fisioterapia, terapia ocupacional y del lenguaje).

Tienen más riesgo de sufrirla…

  • Los hombres mayores de 65 años.
  • Las personas hipertensas.
  • Los diabéticos.
  • Quienes tengan dislipemias (colesterol y triglicéridos altos).
  • Las personas que llevan una dieta rica en grasas.
  • Las personas sedentarias.
  • Los enfermos cardiológicos.
  • Quienes tengan una enfermedad cerebrovascular.
  • Las personas que sufren apnea.
  • Los que abusan del alcohol.
  • Las personas obesas.
  • Los fumadores.

Píllalo a tiempo

Es fundamental insistir en el diagnóstico precoz, consultando cuanto antes con el médico ante la sospecha de problemas cognitivos o ante la aparición de algún síntoma neurológico. Cuanto antes se diagnostique, más precozmente se podrá intervenir, tratar los síntomas asociados y en la medida de lo posible, intentar retrasar la progresión.

Sumario

Aunque existe algún dato que apunta hacia una posible predisposición genética, actualmente es necesaria una investigación más exhaustiva para poder determinar cuál es el peso que los factores genéticos pueden tener realmente en la demencia vascular.
Dra. M. Aurora Viloria Jiménez - Geriatra. Hospital Clínico San Carlos. Madrid.
Dra. M. Aurora Viloria Jiménez
Geriatra. Hospital Clínico San Carlos. Madrid.
 
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