Los mayores de 65 años son los más “sensibles” al cambio de hora
Dormir mal puede causar complicaciones como la hipertensión, depresión o enfermedades cardiovasculares, además de estrés, irritabilidad y cansancio físico.
Dormir es una actividad absolutamente necesaria durante la cual se llevan a cabo funciones fisiológicas imprescindibles. No obstante, la necesidad de sueño cambia en cada persona, de acuerdo a la edad, estado de salud, estado emocional u otros factores.
Se estima que el 32% de los mayores presentan alteraciones del sueño, el 37% tienen problemas para dormirse, un 29% se despiertan durante la noche y hasta un 19% se quejan de despertar temprano. Esta alta prevalencia de alteraciones del sueño, a menudo es el resultado de la presencia de enfermedades físicas o psíquicas o el elevado uso de medicación. Pero, además, según apunta el presidente de la SEGG, el Dr. José Antonio López Trigo “estos trastornos son, a su vez, la causa de importantes complicaciones como la hipertensión, depresión o enfermedades cardiovasculares, además de estrés, irritabilidad y cansancio físico”.
¿Cómo es el sueño de los mayores?
Con el paso del tiempo el patrón de sueño fisiológico se modifica, se torna más "frágil" y, con más facilidad puede sufrir alteraciones, más aún si se producen cambios en los horarios de luz solar. Junto a ello, la cantidad de fenómenos relacionados con los problemas de la persona (dolor, rigidez, dificultad respiratoria, problemas urinarios...) o con el entorno (toma de fármacos, cama y colchón, temperatura...) suelen ser cada vez más frecuentes y condicionan la calidad y cantidad del sueño. Básicamente, el sueño de las personas mayores se caracteriza por: ·
- La duración del sueño disminuye y en cambio aumenta la tendencia a las siestas o cabezadas durante el día.
- Se producen más despertares por la noche.
- Disminuye la capacidad de recuperar sueño después de periodos de privación.
- Disminuye el umbral del despertar con estímulos auditivos, es decir, se tiene un sueño más ligero y se despiertan ante estímulos mínimos.
Decálogo de recomendaciones para dormir bien
La SEGG recomienda corregir ciertas ideas y actitudes para conseguir dormir y descansar mejor y acudir al médico en el caso de no lograr un descanso óptimo.
- Acuéstate y levántate siempre a la misma hora, incluso fines de semana y vacaciones.
- No intentes dormir hasta que tengas sueño.
- Permanece en la cama el tiempo suficiente, adaptándolo a las necesidades de sueño. Reducir el tiempo de permanencia en la cama sin dormir mejora el sueño y al contrario, permanecer mucho tiempo en la cama puede producir un sueño fragmentado y ligero.
- Si pasados 30 minutos desde que te acostaste, no puedes dormir, levántate de la cama, vete a otra habitación y realiza alguna actividad tranquila, como leer. Cuando vuelvas a tener sueño, regresa al dormitorio.
- Evita la siesta. En casos concretos se puede permitir una siesta de no más de 30 minutos de duración.
- Evita las bebidas que contienen cafeína y teína. Limita el consumo de líquidos por la tarde, sobre todo si la frecuencia urinaria es un problema.
- Ten en cuenta los efectos que ciertos medicamentos pueden tener sobre el sueño. Los estimulantes a la hora de acostarse y los sedantes durante el día pueden afectar de forma desfavorable al sueño.
- El alcohol y el tabaco perjudican el sueño y, en este sentido, se debe evitar su consumo varias horas antes de dormir.
- Realiza ejercicio en la medida de tus posibilidades y camina durante al menos una hora al día, preferentemente por la tarde, al menos tres horas antes de ir a dormir.
- No hay que darle tanta importancia si una noche sufrimos insomnio y debemos ser realistas acerca de las horas de sueño nocturno que podemos conseguir, no tratando de dormir más de lo que realmente necesitamos.