Los estrógenos, responsables de la mayor longevidad femenina
Así lo ha puesto de manifiesto este miércoles en la primera jornada del 59 Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y 29 de la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría (SGXX) que ambas entidades celebran conjuntamente en el Palacio de Congresos y Exposicones de A Coruña (Palexco) el 7, 8 y 9 de junio.
Para este mejor envejecimiento, Viña recomienda llevar una vida basada en cuatro parámetros principales:
“Cuatro piezas de fruta y verdura al día, no fumar, ejercicio físico y evitar el alcohol” aunque sí recomienda, subrayando que de forma moderada y con mucha prudencia, un poco de vino. “Dos vasos al día” comenta, refiriéndose a una de sus investigaciones en Valencia con el que concluyó que el vino contribuye a alargar la vida, influyendo hasta en los genes de la longevidad, tal y como refleja también otro estudio de la Universidad de Cambridge que llega a la misma conclusión. Aunque, advierte, no todas las personas pueden beber vino, especialmente por enfermedades, trastornos, situaciones personales… En cualquier caso, si se consume, recomienda incluso que se haga bajo supervisión médica.
Soja y genisteína
Según Viña, otro de los secretos de una buena y larga longevidad es consumir fitoestrógenos de ciertas plantas y legumbres como la soja con los que “se puede vivir más y mejor” y que recomienda vivamente. Incluso como apoyo en tratamientos para retrasar el alzhéimer, ya que los fitoestrógenos, como compuestos químicos de la naturaleza, es decir, no esteroideos, y presentes en muchos vegetales y legumbres, son similares a los estrógenos humanos femeninos e influyen en el cuerpo humano de forma muy parecida.
Pero, sobre todo, Viña recomienda recurrir a la genisteína, fitoestrógeno perteneciente a la categoría de las isoflavonas, también presente en la soja, cuya importancia en nutrición, modo de vida y envejecimiento se encuentra aún en estudio en relación a su influencia en la regulación del colesterol o el mantenimiento de la masa muscular y ósea en etapas menopáusicas.
Y pone de ejemplo el caso de las mujeres, que, afirma, “llegan a vivir de media hasta 14 años más de vida que los hombre”, pero no sólo en cantidad, sino en calidad. Algo que les aporta, de forma natural sus hormonas naturales, los estrógenos. De hecho la esperanza de vida al nacer de las mujeres, 84 años, sigue siendo mayor que la de los hombres, 81 años.