Los centenarios presentan una dotación genética óptima para alcanzar los límites de la longevidad humana
- Gracias a su genética, los centenarios tienen menos estrés oxidativo y una mejor función inmunitaria de sus linfocitos que las personas septuagenarias e incluso jóvenes. Esto contribuye a su longevidad extrema y a su gran calidad de vida.
- En este grupo selecto de la población, la aparición de la principales enfermedades asociadas al envejecimiento, tales como el cáncer y la patología cardiovascular, se retrasan o desaparecen.
En este contexto, ha surgido el concepto de “Healthspan” (calidad de vida), basado en la consideración de que los esfuerzos por alargar la vida a expensas de provocar una discapacidad física o psíquica severa son erróneos y, por el contrario, hay que centrarse en alargar la parte de la vida durante la cual somos capaces de mantener la autonomía, la independencia, la productividad y el bienestar.
Durante la primera jornada del Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), que se celebra del 3 al 5 de junio en San Sebastián, se ha desarrollado una primera sesión plenaria dedicada a la “Longevidad y calidad de vida” centrada precisamente en conocer los aspectos que aumentan, no solo los años de vida, sino también la calidad de los mismos.
Con respecto a la longevidad extrema, la Dra. Consuelo Borrás, profesora titular de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, ha explicado que “los centenarios presentan una dotación genética óptima para alcanzar los límites de la longevidad humana pero, lo que es más importante, muestran una buena salud ya que son capaces de mantener las actividades de la vida diaria a edades muy avanzadas, y escapan a los efectos de las enfermedades asociadas al envejecimiento”.
Los centenarios constituyen un selecto grupo de población, y suponen un contrastado modelo de envejecimiento saludable, en los que la aparición de la principales enfermedades asociadas al envejecimiento, tales como el cáncer y la patología cardiovascular, entre otras, se retrasan o desaparecen.
La Dra. Borrás explica que según un estudio desarrollado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia y dirigido por el Dr. José Viña, “hemos observado que los centenarios sobreexpresan microRNAs en comparación con septuagenarios y personas jóvenes, y éstos sirven para regular la expresión génica, lo que supone que los centenarios regulan su expresión génica de una forma más exquisita, contribuyendo a un mejor mantenimiento de la homeostasis, y por tanto a una resistencia al desarrollo de enfermedades”.
En el estudio también se ha observado que existen grandes diferencias en su expresión génica. Más de 1.700 genes se expresan de forma distinta en las personas con longevidad extrema. Ello se traduce finalmente en un menor estrés oxidativo y en una mejor función inmunitaria de sus linfocitos.
En definitiva, la expresión génica característica de los centenarios, junto a cambios epigenéticos asociados, contribuye a su longevidad extrema, y lo que es más importante, a su gran calidad de vida.